La envidia, la ignorancia, la superstición y los perjuicios de todo tipo han hecho que, a lo largo del tiempo y del espacio, las gentes de los pueblos hayan afirmado tener, al menos, una familia maldita entre ellos. ¿Cómo podrían convivir estas familias señaladas con los otros habitantes del pueblo? ¿Conseguirían, en el pasado, hacer que los otros desecharan sus pensamientos negativos para integrarles en la vida social? ¿Lo lograrán acaso las hermanas Beltrán-Velasco, las protagonistas de Las hijas de la tierra, la nueva novela de Alaitz Leceaga? No voy a contestar a estas preguntas, pero si a contarte lo que pueda sobre este libro en esta reseña.