Las hijas de la tierra de Alaitz Leceaga. Una tierra maldita. Una mujer dispuesta a luchar por el poder. Un gran misterio que debe salir a la luz.
Las hijas de la tierra de Alaitz Leceaga. Una tierra maldita. Una mujer dispuesta a luchar por el poder. Un gran misterio que debe salir a la luz.
Las hijas de la tierra de Alaitz Leceaga. Tenía muchísimas ganas de reencontrarme con Alaitz Leceaga. El bosque sabe tu nombre me encantó, así que esperaba ansiosa Las hijas de la tierra. Pero como uno propone y dios dispone, el día de su publicación estaba en Urgencias en el hospital y allí me lo tuve que descargar. En ese mismo momento me puse con él, porque no hay nada mejor que un libro para salvarnos de la locura, pero no me concentraba. Y después de terminarlo he entendido por qué: esta novela trata, entre otras muchas cosas, del dolor; y no creo que haya un dolor (no físico, que también es duro de sobrellevar) comparable al de la incertidumbre, al de no saber a qué atenerte.
Las voces de Carol de Clara Peñalver. Es de suponer que para alguien que pretenda hacer una primera incursión en el panorama editorial, el género negro puede revelarse como una carta de presentación sumamente atractiva. En España proliferan las historias de inspectores -por suerte, cada vez más de inspectoras- atenazados por un pasado traumático que amenaza con alcanzarles, asesinatos violentos respaldados por ejecutivos de gemelos en los puños y broche en la solapa y periodistas que buscan salir a flote en un mar de morbo y sobreinformación agarrados a un tablón ajado que lleva escrito “deontología”.
Alaitz Leceaga, Las hijas de la tierra. Me ha encantado de principio a fin. No puedo decir nada en contra de esta novela o, mejor dicho, novelón. Empezando por su portada, me conquistó en el momento en que la vi. La mujer que la preside refleja a la perfección el coraje de las mujeres que habitan en la finca Las Urracas. No sé si será ella o no, pero para mí, Gloria, la gran Gloria, ha tenido ese rostro desde la primera página.
La envidia, la ignorancia, la superstición y los perjuicios de todo tipo han hecho que, a lo largo del tiempo y del espacio, las gentes de los pueblos hayan afirmado tener, al menos, una familia maldita entre ellos. ¿Cómo podrían convivir estas familias señaladas con los otros habitantes del pueblo? ¿Conseguirían, en el pasado, hacer que los otros desecharan sus pensamientos negativos para integrarles en la vida social? ¿Lo lograrán acaso las hermanas Beltrán-Velasco, las protagonistas de Las hijas de la tierra, la nueva novela de Alaitz Leceaga? No voy a contestar a estas preguntas, pero si a contarte lo que pueda sobre este libro en esta reseña.
Manu López Marañón – Coincide mi lectura de Invisibles, cuarta novela de Graziella Moreno (Barcelona, 1965), con el estreno aquí de la película francesa Una íntima convicción. En ella el presunto asesinato de una mujer marca la vida del marido, principal sospechoso.
Alaitz Leceaga, autora del exitoso ‘El bosque sabe tu nombre‘, publica ‘Las hijas de la tierra’, con tres mujeres rebeldes como protagonistas en un viñedo de La Rioja.
“Las hijas de la tierra“, que llega mañana a las librerías.
Tres rebeldes hermanas de pelo de fuego, una hacienda denominada «Las Urracas» y los albores de la industria del vino en la Rioja son los ingredientes de la nueva novela de la bilbaína Alaitz Leceaga (1982), «Las hijas de la tierra».
Libros / ABC Cultural / La novia gitana, La red púrpura de Carmen Mola.