Las hijas de la tierra de Alaitz Leceaga. Tenía muchísimas ganas de reencontrarme con Alaitz Leceaga. El bosque sabe tu nombre me encantó, así que esperaba ansiosa Las hijas de la tierra. Pero como uno propone y dios dispone, el día de su publicación estaba en Urgencias en el hospital y allí me lo tuve que descargar. En ese mismo momento me puse con él, porque no hay nada mejor que un libro para salvarnos de la locura, pero no me concentraba. Y después de terminarlo he entendido por qué: esta novela trata, entre otras muchas cosas, del dolor; y no creo que haya un dolor (no físico, que también es duro de sobrellevar) comparable al de la incertidumbre, al de no saber a qué atenerte.